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Historia de La Giralda de Sevilla.

La Giralda de Sevilla.

Video publicado por Rafael López Borrego
La Giralda de Sevilla

Período almohade.

Durante el periodo de dominación almohade, la ciudad de Sevilla se convirtió en la capital de Al-Ándalus, lo que trajo a la ciudad una actualización de sus infraestructuras procediéndose a la construcción de algunas grandes edificaciones. En este ámbito se comenzó el levantamiento de una nueva mezquita mayor en el solar que actualmente ocupa la catedral. La construcción de esta nueva mezquita mayor, que reemplazaba a la existente en la plaza del Salvador, se inició el año 1172 y en 1182 se pronunció el primer jutba (sermón de viernes) en la mezquita.

Tenía orientación de norte a sur, ligeramente hacia el sureste, y su puerta principal correspondía a la actual Puerta del Perdón que da entrada al patio de los Naranjos, que formaba parte del recinto de la misma. El alzado exterior de la mezquita tenía influencias de la mezquita de Córdoba, mientras que la estructura de su planta procedía del modelo de las mezquitas marroquíes de Marrakech y de Tinmal.

En 1183

Al-Ándalus sufría una presión agresiva de las fuerzas castellanas y portuguesas, que hostigaban el campo sevillano. En respuesta, en diciembre de ese año el califa Abu Yaqub Yusuf puso en marcha un gran ejército en dirección a la península. Cruzó el estrecho de Gibraltar y entró en la ciudad de Sevilla el 25 de mayo de 1184. Con ocasión de su estancia en Sevilla, el 26 de mayo de 1184 ordenó al gobernador de la ciudad la construcción del alminar de la mezquita.Salió el califa el 7 de junio, hacia Badajoz, para luego dirigirse al oeste para sitiar la población de Santarém a la que llegó el 27 de junio. Esta ciudad estaba defendida por Alfonso I de Portugal. El asedio duró hasta julio de 1184 y el 29 de julio Al-Mumin Abu Yaacub resultó muerto en combate.

El nuevo califa, Abu Yúsuf al-Mansur (conocido entre sus súbditos como Muminin), hijo y sucesor de Yúsuf, que fue proclamado el 10 de agosto de 1184, en el alcázar de Sevilla, decidió la continuación del proyecto. Originalmente, el alminar estaría unido a las murallas de la alcazaba de la ciudad. Las obras de construcción se iniciaron en otoño dirigidas por el alarife Áhmed ben Baso. En la excavación para la cimentación encontró un manantial que fue cegado con piedras y cal, creando una superficie plana sobre la que situar los cimientos.

La construcción de la Giralda

Arranca sobre una cimentación de 3,60 metros, muy poco más amplia que la propia torre, y que constituye la única cimentación del edificio, según los estudios arqueológicos, una gruesa capa de argamasa y una simple mejora del terreno, en el que quedaron incluidos los restos de anteriores construcciones musulmanas de la zona. Desde ahí otros tres metros de sillería emergen de la acera, con una serie de aras de mármol de época romana.

Las piedras que se emplearon tayud al adi fueron extraídas del muro del palacio del Alcázar de Ibn Abbad. Los muros de este palacio tenían características defensivas. Las piedras fueron bajadas sin necesidad de escaleras, ya que a estos muros se ascendía por una cuesta apta para caballos.

En el año 584 de la hégira (entre el 2 de marzo de 1188 y el 18 de febrero de 1189) se paralizaron las obras cuando fue destituido Ibn Saíd, que era el almojarife encargado del registro de los gastos. Ibn Saíd fue sustituido por Abu Bakr. En esta reanudación entró a trabajar en las obras de la mezquita el alarife Alí al-Gumari (Alí de Gomara), ya que también acaeció el fallecimiento de Ibn Basó, que decidió continuar las obras del alminar con ladrillo a partir del zócalo de piedra. Las obras en la mezquita fueron detenidas de forma intermitente debido a los constantes viajes que el alarife hacía a Marrakech.

El 19 de junio de 1195

El emir Abu Yaacub al-Mansur derrotó a Alfonso VIII de Castilla en la batalla de Alarcos. Al regresar ordenó la realización de unas grandes esferas de bronce dorado para ser colocadas en la parte superior del alminar. Fueron colocadas el 10 de marzo de 1198 en presencia del emir. Estas estaban sobre una columna grande de hierro que se cimentaba en la parte superior del alminar. Estas cuatro bolas o manzanas doradas ensartadas en un vástago vertical reciben el nombre de yâmûr en la cultura árabe y se ha utilizado, aunque no siempre, para coronar mezquitas. El transcurso de las obras se conoce con detalle gracias a las crónicas de Ibn Sahib al-Salá.

El esquema deriva del modelo de la mezquita de Córdoba. El primer cuerpo tenía 50,51 m de alto y una planta cuadrada de 13,61 m de ancho. El segundo cuerpo medía 14,39 m de alto y su planta era cuadrada de 6,83 m de ancho. Sobre el segundo cuerpo había una cúpula y sobre esta el yamur. La altura total de la torre era de 82 metros.

Período cristiano.

En 1248 se produjo la Reconquista de Sevilla por Fernando III el Santo y la mezquita fue consagrada como templo cristiano. Algo habitual cuando se conquistaban municipios musulmanes era añadir campanas a los alminares, así como retirar el yamur para colocar una cruz y, bajo ella, una veleta, aunque este yamur no se retiró.

No obstante, el 24 de agosto de 1356 se produjo un terremoto que trajo consigo el derrumbamiento de las cuatro bolas. No existe demasiada información sobre el aspecto de la torre entre este acontecimiento y el siglo XV. Al parecer, esta estructura fue sustituida por una espadaña con una campana y, en algún momento posterior, la torre se coronó con una cruz.

Según se desprende del Plano de Bidaurreta, 1480-1498, descubierto por Begoña Alonso mientras investigaba sobre unos canteros, único plano original que nos ha llegado de la catedral gótica, en el proyecto original la torre iba a ser derribada, pero se ha entendido que por necesidad económica o deseo de inaugurar lo antes posible el templo, se decidió mantenerla.

A mediados del siglo XVI

Canónigo Francisco Pacheco diseñó un programa iconográfico con murales para decorar la Giralda. Los frescos fueron realizados por el pintor Luis de Vargas entre 1553 y 1558. Gracias al cuadro de las Santas Justa y Rufina realizado por Miguel de Esquivel en 1620 se sabe que en la fachada norte, debajo del primer balcón, estaba la Anunciación. A la izquierda y a la derecha de este balcón, en dos superficies de estuco que aún existen, estaban las imágenes de San Isidoro y San Leandro a un lado y las Santas Justa y Rufina al otro.

Encima de este balcón, había una pintura de Cristo Crucificado con la Virgen María y San Juan Evangelista. A los lados de los demás balcones había otras pinturas de santos. En 2018, durante la restauración, se demostró que, en el siglo XVI, la Giralda estaba pintada con un color rojizo. Las pinturas murales de Luis de Vargas estaban muy deterioradas a finales del siglo XIX y se perdieron, junto con restos de su color rojizo, en la restauración realizada entre 1881 y 1883 por Adolfo Fernández Casanova.

El 6 de junio de 1556

Falleció el Maestro Mayor de la catedral, Martín Gaiza, y el cabildo convocó un concurso para escoger a su sustituto. En 1557 se presentaron los maestros mayores de las principales capitales andaluzas: Hernán Ruiz, Andrés de Vandelvira, Francisco del Castillo, Juan de Orea, Luis Machuca y Pedro de Campo. También se presentó Miguel Gainza, que había sido aparejador en la catedral desde 1542. El 14 de diciembre fue escogido Hernán Ruiz. Al parecer, llegó de Córdoba con un proyecto definitivo de cómo debería renovarse la torre y contaba incluso con una maqueta de escala 1:50. En su diseño, Hernán Ruiz añadió un completo cuerpo de campanas. Las obras empezaron en abril, ya que constan el inicio de los pagos realizados de ladrillo y yeso. Las obras fueron especialmente lentas los primeros años, aunque hubo mayores adelantos a partir de 1562.

En 1565

Las obras de edificación ya estaban acabadas. El nuevo cuerpo tenía un remate en forma de estatua que hacía las funciones de veleta, que fue colocado el 13 de agosto de 1568. El nombre original de la escultura en 1568 fue Triunfo de la Fe victoriosa, o sencillamente Fe, y unos años después (posiblemente a finales de siglo) pasó a ser denominada Giralda (literalmente, «que gira») y que la RAE define como «veleta de torre que tiene figura humana o de animal».

Este nombre quedó en testimonios escritos como El viaje entretenido (1603) de Agustín de Rojas Villandrando o en El Quijote (1605) de Miguel de Cervantes, que residió en la ciudad desde 1588. Al final ese denominación se aplicó al conjunto de toda la torre y la escultura pasó a ser conocida como Giraldillo. El Giraldillo fue diseñado por el pintor Luis de Vargas, inspirado ende la diosa Palas Atenea o Minerva, posteriormente se realizó el modelado escultórico por Juan Bautista Vázquez el Viejo, para pasar a ser fundido por Bartolomé Morel, que era principalmente artillero, ahí que cuando sacó la pieza del molde tenía trozos con desperfectos y tuvo de remacharlos.

Según los estudios durante su restauración, la escultura presenta un vientre abultado que se ha entendido como un embarazo de la diosa, a modo de representar la fortaleza y fecundidad de la Fe católica, ya que se realizó en pleno conflicto de religión en Europa, entre católicos y protestantes. Es la escultura en bronce del Renacimiento más grande del mundo.

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